Los Counselors se distinguen generalmente de los
psicólogos clínicos o los psiquiatras, que trabajan predominantemente con
individuos anormales o perturbados, mediante la afirmación de que sus clientes
son normales. Pero ¿cómo definir la normalidad?
Es abundante la bibliografía existente que trata
sobre las características de quienes se desvían respecto al desarrollo normal y
que estudia a los perturbados y los ansiosos, pero mucho menos se sabe sobre
la naturaleza de la normalidad psicológica.
Básicamente, se han utilizado dos enfoques para
definir la "normalidad". En primer lugar, se la ha relacionado con
los hechos estadísticos del "promedio" o "lo típico". Según
este enfoque, el individuo promedio y quienes se encuentran próximos a él
(convencionalmente, los que en una distribución obtenida según cualquier medida
se ubican en una desviación estándar por encima y por debajo de la media) se
consideran normales. Los individuos que están por encima y por debajo de este
área central dentro de una distribución serían considerados anormales. El
segundo enfoque consiste en considerar la "normalidad" como una cosa
relativa. La normalidad significa entonces aceptación por parte de algunos
grupos de referencia. Los grupos o culturas varían en cuanto a lo que
consideran aceptable. Este enfoque plantea la cuestión de si la normalidad no
es básicamente una conducta de adaptación y conformidad.
Respecto de ambas concepciones de la normalidad
Shoben ha señalado que los términos "usual" o "más
frecuente" o "promedio" carecen de significación s¡ no se hace
referencia a algún grupo, y este estado de cosas plantea dos problemas:
- En primer lugar, la conformidad en sí misma, como lo ha demostrado abundantemente la historia, es una guía poco confiable para la conducta. La innovación es tan necesaria para la supervivencia de una cultura como la tradición y la conservación, y frecuentemente la conformidad ha significado aceptar condiciones que han socavado la madurez, y el desarrollo positivo de los seres humanos en lugar de facilitar su progreso.
- En segundo lugar, las concepciones relativistas de la normalidad plantean serios problemas con respecto al grupo de referencia en función del cual deberá evaluarse a cualquier individuo.
La normalidad ha sido descripta de diversos modos
como conducta natural, eficaz, adaptadora, equilibrada, consciente o
controlada. Tras resumir diversos puntos de vista sobre el concepto de
normalidad adoptados por psicólogos, psiquiatras, educadores y otros, Mowrer
la ha definido de esta manera:
Toda sociedad humana está organizada y dirigida
sobre la base de ciertos principios —a los que cabe aplicar la denominación de
ética social—. Estos principios han sido elaborados a lo largo de un período
muy prolongado, con muchos errores y muchos sufrimientos. Cada individuo que
nace en una sociedad humana es presionado para que adopta las modalidades
aprobadas de esa sociedad, y cada individuo experimenta en el curso de su
desarrollo algunas de las luchas, dificultades y dilemas que la evolución de
su sociedad ha implicado. En la medida en que un individuo es capaz de asimilar
durante su vida la sabiduría adquirida dificultosamente a lo largo de la
historia y asimilada por su sociedad, y capaz también de aprovechar los frutos
de esa asimilación, puede decirse que es normal; en la medida en que no lo
logra, es anormal.
Aunque quienes tengan efectivamente serias
deficiencias de uno u otro tipo serán probablemente derivados a personal más
especializado, parece bastante obvio que aquellos que se encuentran cerca del
polo positivo de cualquier descripción que se atenga a la normalidad (por
ejemplo, los superdotados) no serán derivados a tratamiento porque rara vez se
ve como anormal la conducta positiva.
Se han propuesto varias descripciones generales del
individuo mentalmente sano. Jahoda llama persona psicológicamente sana a
aquella que domina activamente su ambiente, muestra una considerable unidad de
personalidad y es capaz de percibirse a sí misma y a su mundo en forma
realista. Tal individuo es independiente y capaz de funcionar con eficacia sin
hacer a los demás demandas excesivas.
La definición de Shoben va más allá de la
autosuficiencia. Propone que es sana la persona que muestra autocontrol,
responsabilidad personal, responsabilidad social, interés social e ideales.
Shoben cree que su formulación provisoria de la adaptación integradora evita la
noción de que la persona normal es siempre feliz y está libre de conflictos, o
carece de problemas, y reconoce que el individuo normal puede no lograr cumplir
sus ideales por ignorancia, por las limitaciones en que vive o las presiones
inmediatas. Además puede comportarse a veces de maneras poco previsoras O
perjudiciales para él mismo.
Hountras describe al individuo psicológicamente
sano con las siguientes palabras:
- Tiene autorrespeto, y respeto y confianza por los demás, esencia de una actitud sana hacia la vida.
- Asume responsabilidad por su conducta y experimenta satisfacción en el trabajo y las actividades recreativas.
- Se muestra sensible a las necesidades de los demás.
- Establece metas realistas que se pueden alcanzar.
- Tiene metas, intereses y fuentes de gratificación que se hallan dentro de los límites de lo socialmente aprobado.
- Cuando tropieza con obstáculos e incertidumbres emplea un enfoque de resolución de problemas.
- Tiene conciencia de sus propias necesidades en cuanto ellas influyen sobre sus interacciones con los demás.
- Desarrolla una filosofía de la vida que comprende los valores, creencias, ideales y expectativas que orientan su conducta e integran las diversas facetas de su personalidad.
Muchos protestan contra el empleo de terminología
tal como "enfermedad mental' e insisten en que las decisiones relativas a
la conducta mal adaptada se apoyan básicamente en juicios que implican
convencionalismo y ciertas normas sociales. El concepto de enfermedad mental no
es análogo al de enfermedad física, en cuyo caso se decide sobre la base de las
desviaciones que se produzcan con respecto al funcionamiento óptimo del
organismo.
Referencias:
Texto adaptado del Capítulo 3: El asesorado:
Características del desarrollo e intereses. Manual para el Asesoramiento
Psicológico (Counseling) Por Shertzer & Ystone.
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