“Mi hijo no es un residuo patológico”, “Mi hijo existió. Mi dolor también”, “Respeta mi dolor”…
Estas son algunas de las frases que podían
leerse en los carteles, remeras y panfletos de aquellas mujeres que en el día
14 de junio de 2017, apoyaron y siguen apoyando desde diferentes puntos del
país la presentación del Proyecto de “Ley de identidad para bebes fallecidos en
el vientre materno”, propuesto por la Fundación Era en Abril ante el Congreso
de La Nación.
Según la Organización Mundial de la Salud, se considera
muerte fetal como “la muerte acaecida antes de la expulsión o ex-tracción
completa de la madre, del producto de la concepción, cualquiera haya sido la
duración de la gestación“
Adicionalmente, en algunos países también se tienen en cuenta los
siguientes parámetros: 20/22 semanas de gestación y peso superior a 500kg, Lo
cierto es que a pesar de las definiciones establecidas, el dolor por la pérdida
de un hijo, no está sujeto a peso ni tiempo de gestación alguno y por esa razón
ante este tipo de situaciones, los padres comienzan a transitar el difícil
camino del duelo.
Tal como sugiere el psicólogo William Worden, una de las
eminencias mundiales en tratamiento del duelo, la elaboración del mismo tiene
como fin la superación de la perdida y consta de diferentes etapas a transitar,
las cuales están caracterizadas por determinadas tareas que deben realizar los
dolientes con el fin de restablecer el equilibrio: “ […] aceptar la realidad de
la perdida […] trabajar las emociones y el dolor de la perdida […] adaptarse a
un medio en el que el fallecido está ausente […] recolocar emocionalmente al
fallecido y continuar viviendo” (Worden, 1997: 27-36) Sin embargo dicho proceso no es tan simple de
realizar y en varias ocasiones se ve obstaculizado por diferentes factores que
no favorecen su correcta elaboración. En este caso, aquellas madres que sufren
a causa de muerte intrauterina, tampoco son la excepción.
Insensibilidad social
¿Cómo se suele reaccionar al saber que alguien cercano ha
perdido a un ser querido? Es cierto que son situaciones incomodas en las
cuales, muchas veces, no se sabe cómo actuar o qué decir frente al dolor ajeno
y, seguramente, sean muchos los que quisieran tener alguna especie de poder
divino para cambiar la realidad o aliviar mágicamente el sufrimiento de sus
seres queridos. No obstante y a pesar de las buenas intenciones, mayormente, se
termina recurriendo a nuestro archivo de frases armadas. Frases automatizadas,
superficiales, que prácticamente se dicen sin pensar… Se dicen por inercia,
porque todos lo hacen, porque es así y siempre lo fue. Las perogrulladas
abundan y aquellas parejas que han perdido a sus hijos suelen escucharlas a
menudo ya sea proviniendo de familiares, amigos, o inclusive en el ámbito
laboral:
“Todo pasa por una razón”
“En unos meses esto te va a parecer algo lejano”
“Seguramente no tenía que ser”
“¡Sos joven! ¡Tenes toda una vida por delante!”
“Quedate tranquila, ya vas a tener otros hijos”
“Es mejor que haya pasado ahora que estabas de poquito tiempo y que todavía no era un bebe crecidito”
La lista continúa. Es extensa, infinita y pareciera que
permite seleccionar la respuesta correcta o apropiada según el tipo de
situación. Es como si en nuestra mente hubiera un gran buscador, como los que
utilizamos en internet, donde colocamos la dolencia que padece la persona,
presionamos enter y automáticamente aparece la respuesta que debemos decir.
Estas frases estándar se encuentran colmadas de buenas intenciones y nadie pone
en duda la naturaleza de este hecho, sin embargo siempre queremos decir algo y
es de sabios comprender que en algunas ocasiones las palabras sobran. Cada vez
que los dolientes escuchan este tipo de mensajes carentes de sensibilidad solo
consiguen sentirse solos e incomprendidos. Se define como duelo desautorizado a
aquellos duelos que no pueden ser socialmente reconocidos (Doka, 1989- Payás
Puigarmau 2010: 55), es decir, que si a la falta de reconocimiento le sumamos
las actitudes que minimizan la perdida y los sentimientos que esta conlleva,
solo se logra que las personas afectadas perciban que su dolor no cuenta ni
vale.
Quizá no sea un disparate reconocer que en algunos aspectos
nuestra sociedad está perdiendo la sensibilidad y la capacidad de estar
conectada con lo verdaderamente importante: las emociones. Sin embargo,
justamente allí se encuentra una de las soluciones y consiste en lograr
conectar con las emociones del otro, intentar ver como él, ponerse en sus
zapatos… Ser empático. Como bien sostiene el psicólogo y escritor Bernardo
Stamateas “Los puentes se construyen con empatía […] La empatía es un vínculo
con el otro, es ponernos en su lugar, sentir lo que siente, comprender sus
sentimientos, sincronizar con el otro” (Stamateas, 2015: 240).
Solo desarrollando estas actitudes y habilidades empáticas,
se podrá ser realmente de ayuda para los dolientes. Estos padres solo necesitan
ser escuchados, comprendidos, respetados en su dolor y acompañados en el tiempo
que lleve superarlo y adaptarse a la vida sin su bebe. Las frases cliché
sobran, un silencio respetuoso y un intenso abrazo, alcanzan.
El ámbito de la salud
En un comunicado de prensa emitido por la OMS en Agosto de
2016, se anunció que en todo el mundo, anualmente, hay 2,7 millones de recién
nacidos que mueren durante el primer mes de vida y 2,6 millones de ellos que
nacen muertos. ¿Hay alguna posibilidad de hacer algo para prevenir estas
muertes y a su vez evitar el dolor que eso conlleva a los padres posteriormente?
La revista médica británica, The Lancet ha mencionado que de esas muertes,
muchas pueden prevenirse ya que están asociadas a infecciones maternas,
complicaciones obstetricias o enfermedades no contagiosas. (The Lancet, 2016)
Asimismo, el Director del Departamento de Salud Reproductiva e Investigaciones
Conexas de la OMS, Ian Askew, afirma: “Tenemos que velar por que todos los
nacimientos y muertes se contabilicen y, de este modo, saber qué hacer para
prevenir futuras muertes, independientemente de dónde ocurran” (OMS 2016) Esto quiere decir que con el correcto
relevamiento de datos, incluyendo también la muerte intrauterina
independientemente del tiempo de gestación, se podría aportar información más
concisa para que a raíz de ella se pueda tomar las medidas necesarias que
tiendan a acabar con este tipo de muertes. Tal y como lo sostiene The Lancet,
es necesario en una primera instancia mejorar los sistemas de Registro Civil.
Adicionalmente se debe tener en cuenta otro factor no menos
importante dentro del ámbito de la salud y es la capacitación y formación
psicológica de los profesionales hospitalarios que están en contacto con los
padres. Es fundamental transmitirles
estas actitudes empáticas expuestas anteriormente; ya que ellos son los
que mantienen un contacto directo con las madres en los hospitales y deben
estar en conocimiento sobre cómo tratar a la persona en duelo. La mujer, ante
la pérdida de su hijo, precisa contención de todas las personas que la rodean;
por el contrario, el destrato no favorece en absoluto su condición. A
continuación ejemplificaremos este hecho con algunas palabras del testimonio de
Lorena Rodríguez, una de las mamas que forma parte de la Fundación Era en
Abril:
“[…] Fue un control de 38 semanas, un monitoreo y bueno, ese día no le encontraron sus latidos. Bueno, fui a una ecografía y me dijeron que mi hijo ya estaba muerto, que no sabían qué había pasado, pero que había muerto. Los cinco días de internación la pase muy mal por los mal tratos y abandono de persona. No me querían hacer una cesárea, querían un parto natural porque decían que era mucho mejor para mi […] Peleé por una cesárea hasta que lo logre. Estuve desde las 10:30hs hasta conseguir una internación a las 14hs y hasta conseguir una cesárea a las 16:30 hs con mi hijo muerto dentro de mi vientre. Nunca tuve una atención psicológica y psiquiátrica. Siempre me dejaron sola, sentada en un rincón […] Cuando llegue al momento de la cesárea, en el quirófano, no solo no hubo un respeto sino que había música […] Al quinto día me dieron el alta, fui abajo a llenar los papeles que correspondían […] y cuando veía los papeles en vez de ver el nombre de Teo Gabriel vi NN. Me causo un dolor terrible porque lleve 38 semanas de gestación a mi hijo y mientras crecía yo soñaba con ponerle su nombre […] y ver el NN me causo mucho dolor en el sentido de que sentí como que no reconocían que mi hijo había existido” (Rodríguez L., 2017)
El testimonio es mucho más extenso y detallado, pero con
solo leer estas palabras bastan para darse cuenta sobre la falta de tacto con
la que se puede encontrar una mama ante este tipo de situaciones.
En Portugal, la Unidad de Intervención Psicológica (UnLP)
llevó a cabo un estudio que consistió en brindar asistencia a 37 pacientes
después de verse afectadas por una
perdida perinatal. El objetivo del mismo era explorar la percepción de las
participantes ante esta intervención y los resultados brindaron datos muy
interesantes. Primeramente, el protocolo había sido percibido como útil y
eficaz por las mismas afectadas. En segundo lugar, se llegó a la conclusión de
que parecía funcionar con mayor eficacia al centrarse en “el hacer frente a la
perdida” y no tanto en centrarse “en la restauración de rutinas”. Por último,
mediante encuestas realizadas a las madres se conoció aquellos objetivos que
ellas percibían como alcanzados durante el proceso de intervención, entre ellos
se destacan: facilitar la expresión de lo que se está sintiendo o pensando
acerca de la perdida, ayudar a aceptar que la perdida realmente aconteció,
preparar/aceptar posibles diferencias en la respuesta individual y del
compañero (padre) ante la perdida y ayudar a hablar abiertamente sobre la
perdida. (Dias da Fonseca, Pedrosa, Canavarro, 2010)
De esta manera, podemos comprender que la formación del
personal hospitalario es de suma importancia para contener a los pacientes y
que además, es preciso, el trabajo interdisciplinario con otros
profesionales para que las mamas reciban
apoyo psicológico durante los días que se encuentran allí y posteriormente
también. Sin lugar a dudas, un tema que
debería incluirse en la agenda de los organismos de salud.
Hablemos de Leyes
¿Cuál es la situación actual de este tema en nuestro país?
¿Por qué los bebes fallecidos en el vientre materno son considerados como NN?
He aquí, otra de las problemáticas que no contribuyen a la elaboración del
duelo.
Según el Código Civil y Comercial de la Nación Argentina, se
establece que “Los derechos y obligaciones del concebido o implantado en la
mujer quedan irrevocablemente adquiridos si nace con vida. Si no nace con vida,
se considerará que la persona nunca existió. El nacimiento con vida se
presume.” (CCC, Tít. 1, Cap.1, art 19)
Es casi imposible no volver a recaer en el tema del tacto y el duelo
desautorizado, ahora no solo por la sociedad, sino también por las mismas leyes
que nos dicen ni más ni menos: La persona nunca existió. Si alguien nunca
existió, nunca se lo perdió. Si nunca se
lo perdió, no debería haber duelo ni sufrimiento. Sin embargo, el dolor es
real, la perdida de las madres es real y sus hijos también. Desde ya que
alguien que nunca existió no tiene derecho, por ejemplo, a tener una identidad;
es por esa razón que estos bebes son inscriptos como NN y en el caso de
aquellos que no superan las veinte semanas de gestación directamente no son
registrados y además son eliminados como residuo patológico. Es decir que,
sumado al dolor de la perdida, los padres se encuentran con el hecho de no
poder darle un nombre a sus hijos (aquel que tanto planificaron y soñaron) ni
despedirlos dignamente mediante los
rituales o creencias que consideren propios. Al respecto, Worden afirma “[…]
los rituales como el funeral ayudan a muchas personas a encaminarse a la
aceptación (de la perdida) […]” (Worden, 1997: 30) Este tipo de normativas claramente ignoran
el impacto y las consecuencias psicológicas que generan y solo demuestran un
enorme grado de deshumanización.
Afortunadamente, no todo está perdido y la esperanza viene
de la mano de un Proyecto de Ley de Identidad para los Bebes Fallecidos en el
Vientre Materno ¿De dónde surge esta propuesta? “Era en Abril” es la primera
organización sin fines de lucro en Latinoamérica que brinda apoyo a padres de
bebes fallecidos en el embarazo, en el parto o posterior al nacimiento. La
Consultora Psicológica Jessica Ruidiaz (Fundadora y presidenta de la fundación)
y la Dra. Agostina Bianconi (Abogada y vicepresidenta de la fundación) han
desarrollado y presentando un nuevo proyecto de ley ante el Congreso de La
Nación ,que busca garantizar ciertos derechos para los padres de bebes
fallecidos, entre ellos: el reconocimiento con nombre y apellido de los bebes
fallecidos en el vientre materno, el registro de todas las muertes
intrauterinas con fines estadísticos para la implementación de políticas de
salud que prevengan muertes evitables y la entrega del cuerpo para los padres
que así lo requieran, sin distinciones de peso o edad gestacional. (Bianconi,
2016) Este pedido representa las voces silenciadas de madres y padres que han
sufrido cada una de estas problemáticas y que, las seguirán padeciendo, a menos
que se tomen cartas en el asunto. Es una lucha que merece ser ganada.
Está en las manos de cada uno de nosotros aportar un pequeño
granito de arena que sea de ayuda para aquellas personas que han perdido a sus
hijos o inclusive, a cualquier ser querido. Respetemos el dolor y los tiempos
de adaptación. No pretendamos que olviden, ya que no es posible. Hablemos menos
y escuchemos más. Eliminemos los prejuicios. Desarrollemos empatía con el otro…
Ciertamente hay mucho por hacer y para ello es imperioso un
cambio en nuestro pensamiento individual para luego verlo reflejado en lo
macro, es decir, a nivel sociedad. Ya lo
plasmó una vez el periodista Alberto Bautista Casella en el prólogo del libro
Quiero un Cambio: “Cambiar es un gesto heroico, un acto de rebeldía, un grito
de auxilio de quienes no se resigan a las cartas que les tocaron en el reparto
de la vida, y quieren barajar y dar de nuevo” (Stamateas, 2010: 17).
Referencias bibliográficas
1) Bianconi, Agostina. Registro de defunciones fetales
(2016) Disponible en:
Registro defunciones fetales [Consulta,
09/06/2017]
2) Código Civil y Comercial de La Nación (LEY 26.994) Libro
Primero Parte General. Titulo 1 Persona Humana. Capítulo 1. Artículo 21.
3) Dias da Fonseca, Ana. Araujo Pedrosa, Anabella.
Canavarro, María Cristina (2010). Eficácia de um protocolo de intervenção
psicológica em situações de perda perinatal: A percepção das utentes. Revista
de Enfermagem Referencia. [en linea] dez2010, Vol. 3 Issue 2, p55-64. 10p. 4
Charts. Disponible en:
Eficacia de un protocolo de intervención psicologica
[Consulta, 18/06/2017]
4) FUNDACION ERA EN ABRIL [en línea] ©2007-2017. [Consulta,
09/06/2017] http://www.eraenabril.org/
5) ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD (2016). La verdadera
magnitud de la mortinatalidad y la muerte maternal y neonatal está subestimada.
[en línea]
Mortinatalidad
[Consulta, 08/06/2017]
6) Payás Puigarnau, Alba. (2010) Las tareas del duelo:
Psicoterapia de duelo desde un modelo integrativo relacional. Editorial,
Paidós. Cap. 1, p. 55.
7) Rodríguez, Lorena (2016) Testimonio de vida ante el
Congreso de La Nación Argentina. [en línea] Grabación, video. Disponible en:
<Testimonio de vida..>
8) Stamateas, Bernardo. (2010) Quiero un cambio: Principios
para alcanzar tu máximo potencial. Buenos Aires. Editorial, Javier Vergara.
Prólogo, p. 17. ISBN 978-950-15-2468-0.
9) Stamateas, Bernardo. (2015) Cambia la metáfora y cambiará
tu vida: 54 metáforas para ayudarnos a crecer y fortalecernos interiormente.
Buenos Aires. Cap. 34, p. 240. ISBN 978-987-1338-43-6.
10) THE LANCET (2016). Acabando con las muertes
intrauterinas prevenibles [en línea].
Acabando con las muertes intrauterinas prevenibles[Consulta, 08/06/2017]
11) Worden, William (1997) El tratamiento del duelo.
Editorial, Paidós. Cap.1, p. 27-36.
Agradecimientos:
-Lorena Rodriguez, mamá de Teo
-Fundación Era en Abril (Clr. Jessica Ruidiaz- Dra. Agostina
Bianconi)
-Clr. Soledad Sarasúa
Autora: Clr. Soledad Insua
Fuente: Counseling para Crecer